Vivir a tu
espalda,
que no a tus
espaldas.
Disfrutar de
cada instante
de tus
curvas deseadas
que no me
dejan respirar sin deseo.
Morder tus
labios intensamente
cuando
iniciamos la subida
al monte del
placer eterno,
donde los ríos
cobran la fuerza
de tu
intimidad hasta desbordarse
en la orilla
de mis sueños.
Respirar de
tu aliento
para ir más
allá de donde crece el viento.
Llamas internas
que fluyen
desde muy
adentro de tu cuerpo
hasta
fundirse con mi cuerpo.
Y despertar
entre gritos y gemidos,
susurros y
alientos, mojándonos enteros.
Deseo crecer
allá donde tu cuerpo
es más bello,
justo donde crece tu vello.