Porque a
veces,
y solo a
veces,
no se trata
de dar
aquello que
el otro
espera
recibir.
A veces lo
más importante
es valorar
lo que te da el otro,
en la medida
de que aquello
que te puede
dar
es lo que
puede entregar.
Hablar cada
día un poco más
siempre ha
de servir
para vivir
mejor,
para amarse
mejor,
para
encontrarse mejor.
Para ser
mejores.
Para vivir
en amor.
Para sonreír
al mal tiempo.
Para navegar
en la felicidad.
Para AMAR en
mayúsculas.