Te he
gritado despacio,
de forma
desesperada
mientras
ligaba las palabras
que buscaban
tu morada.
He luchado
contra las notas
de aquella canción
tan añorada
que nos
remontaba en el tiempo
desde los
rincones de aquella playa
donde nuestros
cuerpo se mojaban
mientras
estábamos con los pies en el agua.
He roto
versos y estrofas
para buscar
entre las letras
la parte de
tu cuerpo más hermosa
y descubrir
en ella el placer de las olas.
Mentiría si
dijese alguna vez,
que
desfallezco en algún momento,
porque dentro
de mi cabeza
solo anida
el mágico momento
en el que se
produzca el encuentro
y que tus
labios se sellen a los míos.
Será un buen
comenzar de nuevo.
Y caminar
por las sendas ocultas
en las que
el remanso del cielo
se convierte
una vez más en calor interno,
donde los
colores se mezclan
cual pintura
de un Van Gogh extremo.
Y cual Gala
primorosa te convertirás
para hacerme
un Dalí que simule mirar al lienzo
mientras mis
pupilas se dirigen,
una vez más,
a tu deseado sexo.