Suavemente
penetra
la luz del
amanecer
los visillos
de la ventana,
y nos
despierta
del momento
especial vivido
en la alcoba
de la esperanza.
Sentir tu
piel a mi lado,
y necesitar
que, de nuevo en silencio,
mis dedos se
conviertan
en pinzas
dóciles que aprieten
tus pezones
sin dolor.
Penetrar con
mis dedos tu alma.
Trazo un
plan sobre el deseo
y el placer
de tu deseo
con las lágrimas
del placer
que sale
desde tus entrañas.
Mi éxtasis
riega tus adentros.