Acaricio tu
pelo entre las puntas de mis dedos
y bajo
suavemente hasta tu cuello.
Sin apenas
tocar tu piel, rozándola,
tomando
entre mis manos tus hombros
y, con
movimientos suaves,
empiezo a
recorrer cada palmo de tu espalda.
Mis pelos se
erizan y se ponen de punta
cual falo turgente
que se siente lleno de ansias.
Y desabrocho
el sujetador por tu espalda
para
depositar mis manos en tus copas blancas.
y me lleno
de tus esencias.
Bajo poco a
poco la prenda de seda
que cubre
tus caderas ya mojadas.
Y entre tus
piernas ahogo mis orejas
Con locas
ansias desmesuradas.
Me lleno de esencia
de tu cuerpo
derramada
para que llegue el momento
de entrar en
tus entrañas.
Pasan las
horas
y solo
siento el deseo entrañable
de
reencontrarte en mis sueños.