y solo con
el aliento
de mi cuerpo
en tú espalda.
Intentando vencer
los miedos
y penetrar
en tu alma.
Diferenciar las
carícias de mis dedos
con aquellas
que surgen de la nada
y se
convierten en deseo
en la parte
donde escondes el alma.
Humedecer con
la lengua
cada recodo
de tu cuerpo
y hacer
surgir de él,
el mayor de
los anhelos
para
convertir deseos y placeres
en un juego
donde nadie pierda
y donde los
dos ganemos.