Tengo miedo
de que el crepúsculo
este mucho
más cerca
de lo que
jamás hemos imaginado.
Tengo mucho
miedo
a ese
desprecio al que me sometes
de forma
descarada
y que no
hace otra cosa,
que cortar
las ramas del abeto más alto.
Tiempo de
sueños
en el que
las pesadillas
no quiero
que tengan cabida.
Donde todo
sea perenne
y que cada
paso
sea uno más
hacia adelante
y sin
retorno.
Eres víctima
de tu propia inmadurez.
El amor no
es amor por si solo.
Ni uno está
loco
por el mero
hecho de amar
y, quizás,
no saber expresarlo.
Rompen las
olas el silencio eterno
de las nubes
tras los cristales
oscurecidos
por el paso de los caminantes.
Dulce
condena la que me ata a ti
a
pesar de que no estés conmigo.