Silencio en
las calles.
Nada resuena
ya en mis oídos
después de
poderte abrazar
y escucharte
decir,
suavemente a
mi lado, te quiero.
Dos palabras
simples y muy pronunciadas,
pero que
viniendo de tu boca
tienen una
esencia diferente.
Dos palabras
que no cansan
cuando salen
de tus labios
y se mezclan
con la imagen mojada,
de los
mismos, relucientes al sol.
En las
calles no se oye nada más
que el te
quiero tuyo mezclado
con los
latidos de tu corazón
y el mío
queriendo salir de su caparazón.
Sentimientos
puros que florecen
desde las
mismas entrañas
hasta lo más
profundo del alma.