Los pasos
adelante
a veces nos
hacen retroceder.
La mentira
empuja a las almas
a
desaparecer por momentos
y el viento
es el fiel testigo
de la
ignorancia de aquellos
que adolecen
de deseos.
Nuestros cuerpos
ya no se funden
como antaño,
pero
nuestras mentes,
a pesar de
tantas barreras,
siguen deseándose
con el ahínco
de las almas gemelas
que se
separan en un accidente.
No hay más
espacio
que el que
queda entre nuestras pieles
en el
momento de un abrazo.