Te espero
sentado,
en el bar de
la vieja estación del Norte.
Y los trenes
llegan sin pausas.
Ganas,
deseos, desesperación
porque
tardas.
Llegas.
Te diviso en
la distancia,
con el movimiento
característico
de tu
caminar.
Preciosa.
Enfundada en
tu vestido nuevo
comprado
para la ocasión.
Se te ve
feliz,
radiante,
contenta, deseosa,…
espero
sentado en la mesa de la ventana
y te veo
pasar.
Entras y me
buscas entre la gente.
Sonríes plenamente.
Me levanto a
saludarte
y nos damos
dos besos en las mejillas.
Pedimos.
Un “cremaet”
de Castelló y un cortado.
Sonríes de
nuevo.
La noche nos
espera.
Sonriamos le.