Y sigo aquí.
Como gato encerrado
en un
espacio oscuro,
en el que la Luna manda
sobre el
sueño de las mientes despiertas.
Besando tu
mente una, dos y tres veces
hasta que el
fuego de tu interior me queme.
Pero no, no
quiero fuego,
sino
placeres escondidos entre los sueños del alma.
Penetrar en
lo más intimo de tus entrañas
y saber que
existe aun aquel furor
que hacía
que extendiese mis alas.
Volar lejos.
Quemarme con
tus húmedas brasas.
Donde el
espacio se convierte
en la
necesidad de tenerte entre mis brazos.
Y amarte en
silencio.
Aunque sea
en la distancia.