Sin ruido.
Susurrarte
al oído
palabras que
quieres oír
y que nunca
has sentido.
Estremecerte
con mis dedos
recorriendo
tu espalda
y descubrir
los tesoros
que se
esconden bajo tu falda.
Besar tus
labios
con la ternura
de la locura cuerda,
desencadenada
por el roce
de tu piel
entre mis palmas.
Y con mis dedos recorrer
cada centímetro
de tu piel,
sudada y
mojada
por el
sentir junto a tu cuerpo
a la persona
amada.
Desfallecer el
aliento
y sacar
fuerzas de la nada
para seguir
disfrutando
de tus
labios y tu piel deseada.
Sentir que
perteneces
a un mundo
de placeres,
donde
viajamos cada noche,
cuando la
Luna sale,
para
descubrirnos en el abrazo
de las olas
enamoradas
de la arena
del mar,
que vienen y
van,
pero siempre
están.