No hay
prisas.
Deja pasar
las horas
del día despacio.
Que tu
cabeza vuele
todo lo
lejos que puedas
y que en ella
solo aniden
aquellos
que han
sacado de ti una sonrisa.
Que los
sueños te alegren la noche,
porque el
día te traerá
emociones incesantes
con aquellos
que te endulzan
el sabor de
la existencia.
Vive. Deja
vivir. Pero se feliz.