y revivir
aquellos momentos con tu piel.
Nuestros cuerpos
rozándose
con un mínimo
contacto
pero que hacían
que nuestra piel se endureciera
y se pusiera
tersa, casi hasta la extenuación.
Placer de
sentir el placer.
Vivir intensamente
en segundos,
el placer
vivido antes por ambos.
Revivir momentos
pasados con la mente,
pensando en
todos los momentos
que, aun,
nos quedan por vivir, por compartir juntos.
Deseos ahogados
pero que
cada día sobreviven
al infierno
en el que nos sumergimos por amor.