a
recuperarte de los peores tropiezos.
Unas manos
suaves recorriendo la espalda
y haciendo
que las sensaciones perdidas
se recuperen
en silencio.
Unos labios depositándose
en tus labios
y dos
lenguas encontrándose
en el
transcurso del deseo eterno.
Dos cuerpos
juntando sus pieles
hasta la extenuación.
Dos sentimientos
unidos en el mismo.
Dos verdades
como puños
produndizando
una en la otra.
La desesperación
de los que pensamos
que con el
roce crece el cariño.
Eternamente juntos,
sin miedos.