en el jardín
del destierro
con la
necesidad de perfumar
las alas del
viento.
Lectura
obligada de versos
y besos al
aire del desierto.
Humo donde ha
habido cenizas
de las que
resplandece aun tu silueta,
dibujada con
carboncillo en el lienzo.
Una imagen
eterna
que
permanecerá por siempre escondida
en mi retina
hasta que vuelva el día
en que mis
manos puedan acariciar,
de forma
eterna, de nuevo tu cuerpo.
Anhelos al
sol de la mañana.
Silencio. En
espera del silencio.