Levantándote,
con cuidado
y con el
destino ya prediseñado.
Mueves tus
caderas de un lado a otro
y deslizas
tu ultima prenda
hasta llegar
a los tobillos.
Solo te
quedan los zapatos.
Mis dedos
tienen prisa
por
descubrir cada centímetro de tu alma.
Quieren hurgar,
entrar,
acariciar,
rotar
sobre ellos
mismos en tu interior
y que poco a
poco
descubras el
placer dentro de tus entrañas.
Entrar y
salir.
Salir y entrar
para hacer
que subas a lo mas alto de la montaña.