bajan
sigilosamente
por cada uno
de los poros de tu piel.
Centímetro a
centímetro
avanzan
incansables.
Se detienen
en los rincones
mas sensibles de tu cuerpo
hasta
hacerte estremecer.
Pican por
instantes
y siguen
bajando,
casi de
forma desesperada,
hasta
encontrar la flor mas apetitosa
del jardín
de las hadas.
Pican,
penetran, siguen, entran, salen,…
Gimes de
placer insurgente.
Repican las
campanas
al vuelo de
la humedad de tus entrañas.
Placer
buscado en la soledad de tu misma cama.