dimecres, 13 de novembre del 2013

Masturbación



Aguijones envenenados
bajan sigilosamente
por cada uno de los poros de tu piel.
Centímetro a centímetro
avanzan incansables.
Se detienen
en los rincones mas sensibles de tu cuerpo
hasta hacerte estremecer.
Pican por instantes
y siguen bajando,
casi de forma desesperada,
hasta encontrar la flor mas apetitosa
del jardín de las hadas.
Pican, penetran, siguen, entran, salen,…
Gimes de placer insurgente.
Repican las campanas
al vuelo de la humedad de tus entrañas.
Placer buscado en la soledad de tu misma cama.