Nunca los
Santos se atrevieron a tanto.
Días malos
de penumbras
que nos
traen recuerdos de seres amados
y que en la
tristeza del alma
saben
ayudarnos allá donde se esconden
los
privilegios de los que seguimos aun en el camino.
El cielo es
amplio y hoy brilla más azul si cabe.
El sol
irradia fuerzas a los que quedamos.
En la mente
recuerdos
a veces
desterrados que nos oprimen e inquietan.
Quien somos
y de donde venimos no es la incógnita.
Mejor saber,
que ser y estar.
Es la ventaja
de los que, de momento,
hemos
vencido a la muerte.
El camino es
largo e intermitente.
La luz se
apaga y enciende
entre los
sueños desesperados de la ignorancia
de quienes
nos creímos Todos los santos
y en el
fondo solamente somos almas.
En pena,
pero almas.