Cerrar los ojos
y sentir tu fragancia
en mis fosas nasales.
Descubrir en silencio,
cada centímetro de tu piel,
tantas veces recorrida
y muchas más veces deseada.
Sentir la fuerza de tu piel
en mi mente a<vierta a ti
y como mi corazón
se acelera descaradamente,
para redescubrir en silencio,
la intensidad de tus vaivenes,
cual vagón del viejo tren.
Un movimiento rítmico e intenso,
in crecendo,
que hace que los flujos
aflojen las piernas
antes de la explosión final.
Un deseo carnal
que emerge de la cabeza
hasta lo más profundo del corazón,
que bombea sin parar
hasta quedar extenuado
por el placer del momento.
Abro los ojos
y sigues presente en mis retinas.
Eternamente.
