Y créeme,
cuando alguien se preocupa por ti
es porque cree en ti,
y piensa en ti,
se desvive por ti
y necesita saber que estas bien.
Porque el miedo aparece
cuando la respuesta esperada
se esconde en el silencio.
Porque las brumas de la mente
no se disipan solo con el viento.
Porque la Luna
no siempre sale igual para todos
y cuando el cielo azul
está nublado no se ve.
Porque el sol en días negros
es una simple esencia
perdida en el tiempo.
Quien bien te quiere te extrañará,
aunque sea en silencio
y esté solo con los silencios.
Quien se preocupa por ti
te pone siempre, sin duda alguna,
en el lugar que te mereces
y a tu lado se sentirá
la persona más afortunada del mundo,
sin peros, dudas ni tabúes.
Porque el sol ha de brillar
al ritmo de tus pupilas
y tu mirada ha de encender
el deseo escondido de la Luna.
Y entregarte a quien lo merece
sin reparos ni lamentos.
Créeme.
No es cuestión de pensar
más allá de la realidad,
más bien es el momento
de dedicarte, en cuerpo y alma,
a quien se dedica a ti.
Dejando de lado excusas pobres
que dejan que el silencio
impere por encima de todo.