Quiero combinar
el silencio de la noche
con los latidos de tu corazón
y tus gemidos de placer
cuando mis dedos recorren
cada centímetro de tu piel.
Respirar pausadamente,
abrazados con las cabezas
reclinadas en la almohada,
y bajar despacio, recorriéndote
hasta mordisquearte los pechos
hasta sumergirme de golpe,
en tu gruta del placer secreto.
Que tu volcán estallé
y me moje prolongadamente
desde la cabeza a los pies
y que nuestras fuentes
se fundan en una sola
mientras mis labios
apagan los gemidos de tu boca
y nos fundimos en un solo sudor,
necesario para descubrir
los nuevos placeres
que nos esperan con firmeza,
aún por vivir a lo largo del tiempo.