que vuelven
a mi memoria y decirte,
de nuevo,
despacio y al oído,
todos mis
sentimientos no perdidos ni huidos.
Rejuvenecer la
mente
con la
simiente del amor eterno
y llenar de
luces transparentes
los momentos
más llevaderos.
Allá donde
el amor descansa en tu cuerpo.
Donde las
pieles se unen de nuevo
en la cueva
del placer y el deseo.
Donde nuestros
labios permanecen perennes
y llenos de
argumentos que nos llenan la boca
de momentos
siempre placenteros.
Donde el sol
se une con el mar
y en el paraíso
donde las flores
renacen de
sus mismas semillas.