la dulzura
de tu cuerpo y con él,
caminar
hasta el limbo de los sueños.
Encontrarte donde
anidan las hadas
y poder
volar, agarrados de la mano,
hasta lo más
inhóspito del firmamento.
Y recrear
conjuntamente
cada experiencia
vivida a tu lado
como si las viviésemos
ahora mismo.
Sonreír a la
Luna,
porque sé
bien que ella me ayuda
en la lucha
diaria
de
conquistarte cada mañana.
Porque no
hay amor más amado
que el
permanecer para siempre a tu lado
y vivir para
hacerte feliz,
aunque eso…
no me costaría demasiado.