Corre sangre
roja por mis venas,
como el
color de tus mejillas
cuando me escuchas
decirte que te quiero
y despacio,
poco a poco, te sonrojas.
Momentos en
que el latir de los corazones se detiene,
para
escuchar uno la respiración del otro.
Tiempo detenido
por el tiempo
y las ganas
de reposar mi cabeza en tus hombros
y decirte
suavemente al oído lo mucho que te quiero.
Susurrarte despacio
como las
olas susurran en la playa, los sueños
que han
quedado en el vientre del viento.
Amarte ya de
una vez sin silencios,
solo con
ganas y deseos.