La vida crea
adicción.
Cada día soy
más adicto.
Adicto a
escuchar el sonido de tus palabras
murmurandome
al oído.
A tu piel
suave de terciopelo.
Soy adicto a
la tensión de tus besos.
Soy adicto a
dejar mis manos
planear por todo
tu cuerpo
y a meterme
en ti rompiendo los silencios.
Soy adicto a
tu presencia,
sin ella no
soy nada.
Y deseo,
como se desea el alma,
reencontrarme
contigo
para poder
ser el adicto
a ese amor
que emanas.