Nada ni
nadie podrá jamás apagarla
porque surge
de la fuerza propia
de dos seres
enamorados
que se aman
con el calor del fuego,
con la
fuerza del viento,
y con la
suavidad de la brisa del mar.
Sigue viva
la llama
y creciendo
porque los sueños
le dan energía
para emerger
desde el
interior de cada uno
y
depositarse en el interior del otro.
Sigue viva
la llama.