por cada uno
de los rincones de tu cuerpo.
Acariciarte
con la yema de mis dedos
y lamer cada
curva y cada poro de tu piel.
Sentirte, acariciarte, oírte gemir,…
descubrir
rincones ya conocidos
y que llenan
de placeres ocultos mis dedos.
Seguir
descendiendo
por cada uno
de los deseos de tu piel
hasta
hacerte estremecer de placer
y recuperar
el aliento con la saliva de tus besos.
Recuperar
fuerzas y… empezar de nuevo.