Sueños mojados
al despertar
delante de
una taza de café.
Recuerdos de
una noche
que jamás desaparecerá de la mente.
Suspiros en
la lejanía
recordando
la piel amada,
acercándonos
a un nuevo encuentro,
con las
fuerzas necesarias
para avanzar
en el día.
Olor a
torrefacto, solo, sin leche…
Humeante y
caliente…
Como tu
cuerpo.
Desnudamente
necesario para el placer.