No existe
distancia
cuando el
encuentro es inminente.
Los deseos
acumulados ascienden
hasta más
allá del cielo
y el cuerpo
tiembla solo por verte.
Y la piel se
une a tu piel
y los brazos
de los amantes
se
convierten en simples mariposas
revoloteando
por el vientre.
Los luceros
del alba
se sienten
como propios
y las luces
del día anuncian
que esta vez
será para siempre.
La unión, el
deseo y el placer
unidos entre
los dos, sigilosamente.
Eternamente
con el corazón latente.