Aprender
cada día a respirar
el mismo
aire que tú respiras
y hacerlo a milímetros
escasos de tu boca.
Repartir el
aliento
entre tus
labios y los míos
y que nuestras
lenguas saboreen
cada
instante de nuestras esencias.
Y permanecer
en silencio,
con nuestros
labios pegados
y las manos
recorriendo nuestro cuerpo.
Alardear de
amor en el viento del fuego.
Y dejaré
cada noche que las ganas y deseos
se unan en
nuestros sueños