Viendo
florecer violetas
en el campo
del atardecer.
Buscando
deseos
entre los
besos húmedos
de tus
labios siempre eternos.
Recorriendo
los caminos
que marcan
los surcos de tu piel.
Navegando
entre las aguas de tu cuerpo
para
descubrir que existe un murmullo,
siempre
eterno,
entre los
gemidos que provocan tus dedos.
Besar con la
mente la blanca piel de tu vientre
y seguir
buscando el camino de los surcos
que tienes y
me tienen preso para siempre.