añoro tu presencia
y lucho
desesperadamente
por tener
paciencia.
Mi mente
viaja, por siempre,
hasta oler
tu esencia.
Y entre
deseos, luces y sombras,
mi boca a
cada instante te nombra.
Mis dedos
extrañan tu piel,
de blanco mármol,
y entre penumbras te siento en mi alcoba.
Luz tenue de
mañana fría de invierno.
Crueldad
seca al despertar del sueño.
Necesito tus
caricias tanto como tus besos.
Acariciarte
despacio de la forma que deseo.