Desesperadamente
mis
instintos te nombran.
Busco tu
presencia
de un
amanecer de otoño.
La realidad
me acerca a ti
a pasos
agigantados
y puedo
caminar en tu búsqueda
entre nubes
de algodón.
Sobrevivo
pausadamente
en la jungla
del deseo
hasta llegar
a descubrir tu silueta.
El ruido de
la vida
se convierte
en silencio
donde solo
se oyen nuestros gemidos.
Mirándote
entre sombras
emerge tu
silueta
entre la
neblina de la mañana.
Mi deseo no
es otro
que
despertarte en la mañana.