en el mismo
cristal de la casa.
Miras la
calle en silencio
descubriendo
cada movimiento.
Miras el
cielo y en él,
el mismo
reflejo que yo veo.
La
sinceridad de azul contrasta
con tus ojos
de vida plena.
Me apetece,
en verdad,
hacer fiesta
contigo cada día.
Mimarte con
ganas
hasta la extenuación
y compartir
todos los momentos
que sin
darnos cuenta pasan.