Sin miedo a
nada ni a nadie,
pero con la
mirada al frente,
como es
debido.
Con los
sueños por delante
y la
experiencia del presente,
olvidando el
pasado
y mirando
hacia donde el camino
se llena de
flores rojas y violetas.
Este sí que
será un viaje eterno
y compartido
por los que se aman,
hacia el
final del camino
que se llena
de flores
para
conseguir el sueño eterno
de los
amantes desesperados
por tenerse
para siempre.
Sueños fervientes
de los que se aman
por encima
de todo y de todos.