de aquellos
deseos intactos,
que ni el
paso del tiempo
es capaz de
cambiarlos.
Me muevo
entre algodones
para
cuidarme para ti
y que los
anhelos se conviertan
en
realidades e ilusiones.
Vivo entre
la necesidad de amarte,
y seguir con
la mano extendida,
y el deseo
de acariciarte
sin
contenerme
para que
fluyas de placeres ocultos.
Caminando
juntos,
el camino será
largo pero muy apetecible.