aunque tu
imagen permanece en mi retina
y mi cuerpo
te sigue extrañando.
Un velo en
el aire cubriéndote
de la fuerte
luz y mimando tu piel
para que el
sol no te dañe.
Un deseo,
casi desesperado,
de beber en
el tiempo de la felicidad
para
recompensar tantos y tantos esfuerzos.
Abro los
ojos y sigues presente en mí,
como una
copa de buen vino
que se crece
en sabor con el tiempo.
Nuestra relación
mejorará,
aun más, con
el paso de los años.