Cada día
sube más y más.
El cielo está
a mi alcance
y en mi
mente
nubes
blancas de algodón.
Y en una de
ellas tú y yo,
compartiendo
el sueño eterno
de los que
alcanzamos
la realidad
eterna,
diluida en
un buen vaso de vino.
Litros de
efluvios sexuales
amparándonos
en la noche
de las nubes
de algodón.
Y tú y yo,
en la misma nube siempre,
volando hacia
el más allá
con nuestra
imaginación.