Salí a la
ventana
a dejar
volar mis pensamientos
y me encontré
con la Luna
hablándome de
ti en cada momento.
A ella le
hablé de mis sueños
y en las
estrellas dibuje tus formas
siguiendo
cada una de ellas
con el trazo de mi pincel imaginario.
Vi como la
Luna besaba tu espalda
y mis dedos
se levantaban mirando el cielo
para
acariciar tu cara dibujada
por las
estrellas de la noche en calma.
El mismo
cielo que cada noche nos abraza
se convirtió
en nuestra cama
para darnos
placer en la madrugada.