La brisa del
mar.
El ruido de
las olas.
El salitre
penetrando
en la piel
de nuestros cuerpos,
casi
desnudos, ofrecidos al sol.
El roce de
nuestras pieles
y el deseo
de que el momento no acabe.
Recuerdos de
un pasado
que aún
permanece en nuestras retinas.
Sentimientos
que no se esconden
y que surgen
en la libertad
de nuestras
mentes y sentimientos.
Y mientras,
el mar acaricia nuestros pies.