de que la
vida va y viene
y que el
tiempo pasa
y no se
detiene.
La luz es
efímera
y la luna
sola y enamorada
se refugia
en tu almohada
para hacerte
compañía.
Yo, siempre
así, a tu lado,
me imagino
ya feliz
el resto de
los días
de mi vida.
Y la senda
de la mano,
cogidos y
cantando,
que las
alegrías que la vida nos va dando
en el camino
las vamos sembrando.
Y los cardos
que nos pinchan
se entierran
en la misma herida.