Cae la noche y me deslizo,
de manera cautelosa y silenciosa
entre tus sabanas de colores,
para esperar a que llegue Morfeo
y te metas en tu cama,
cual libro de fluida prosa
y de desenlace esperado,
en el que no siempre
han de vencer unos u otros.
Donde el cielo se refugia
entre tus entrañas
y el placer nace sin añoranzas,
allá entre tus piernas, en su morada.
Una escena plasmada
en un cuadro de Van Gogh,
donde las estrellas y la Luna
nos acompañan a los dos,
y las luces de la noche
nos sorprenderán venciendo a la madrugada.
Una noche eterna
con alas de bruja humanizada,
con sentimientos de deseo
con la carne meciendo sus palabras,
de deseo y desesperación
por penetrar en tu morada.
