Sin miedos,
pero con la
ansiedad que me da
estar cautivo
en un silencio
demasiado
largo y prolongado.
Allá donde
la incertidumbre es eterna
y donde no
hay mas palabras
que las que
anidan en mi mente.
La irrealidad
de los sueños rotos,
sin motivo
ni razones,
solo por
despecho y desesperación.
Una mente
inundada de malos consejos
que solo
hacen que te alejes
de aquello
que en verdad quieres y deseas.
La vida ya
es dura de por sí
como para
quitarle sentido
a los momentos
de placer
y a la
necesidad de reír con la felicidad
como
protagonista de un cuento de hadas,
donde las
princesas son princesas
y los príncipes
los malvados de la historia.