No puedo
evitar cerrar los ojos
y ver como
la intolerancia
nos hace
llorar lágrimas de rabia.
Los valores
surgen desde el suelo
para romper
con tristeza
el momento
dramático de la sangre.
La luz de la
vida se tiñe de rojo
por la
barbarie que no ayuda
a respirar
en un día tan agónico.
Ni cruces ni
sombras,
ni fanatismo
ni bombas.
La palabra
es necesaria
cuando la
torpeza tiñe de sangre derramada
la tierra
más deseada e ignorada.
Asesinos de
razones y de vida
que nunca tendrán
perdón
más allá de
su propia cobardía.