Dicen que
los malos momentos son pasajeros
y que el
tiempo todo lo cura.
Pero cuando
miro por la ventana
y no veo tus
ojos reflejados en la Luna,
me doy
cuenta de que cada vez
está más
lejos tu cintura.
No tengo
donde agarrarme
y no poder
volar a tu lado.
La distancia
hunde el deseo
que tu y yo
necesitamos.
Agarrémonos fuerte
y que el
viento sople con más fuerza
porque
tenemos la esperanza
de salir de ahí
con firmeza.