por los
espacios del alma
para pasar
junto a ti
y contemplar
tu cara.
Mis ojos se
abren
como soles
en día de calma,
admirando tu
elegancia,
pensando
para mis adentros:
“He
encontrado
quien mandará de mi alma”.
Bajo la
vista y veo
el cuerpo
que desearían tener las hadas.