Silencio.
La noche en
calma
sin más
sonido
que el del
silencio.
Empiezo a
caminar
sigilosamente
para
ubicarme
detrás de tu
espalda.
Mis manos
recorren
suavemente tu piel
hasta
estremecer tus entrañas.
Un escalofrío
húmedo
traspasa la
humilde morada
donde habita
el placer,
bajo los
pliegues de tu falda.
Saco un
pañuelo de seda
y vendo tu
mirada
para que
solo sientas el momento
en que el
placer
destroce las
palabras
y la humedad
sea tan grande
como un rio
de lava.
Beso suavemente
tu cuello
mientras
acaricio
las curvas
de tu cuerpo
que ya no respira,
solo gime
sin palabras.
Y te susurro
al oído
palabras
enamoradas
que consiguen
el efecto
de mojarte
aun más las entrañas….
Vivimos del
silencio de los sueños
de las almas
más enamoradas.