como las aves lo hacen
en una calurosa mañana de verano,
para que mis ojos se claven en los tuyos
y te hagan quedarte a mi lado.
Que el calor de tu cuerpo encienda el mío
y que tu mirada encandile, aun más, la mía.
Que nuestros corazones sean uno solo
y que su ritmo sea el de la canción eterna.
Que al navegar por los mares embravecidos
superemos cualquier tormenta.
La lejanía es un océano revuelto que nos separa,
pero en nada tendremos un lago
con sus tranquilas aguas en calma.
Una cala en la playa donde nuestros cuerpos
enciendan la candela de las almas
y que nuestras bocas se fundan
para siempre como un volcán en lava.
Que el viento tropical se calme
y sea brisa por la mañana,
para despertar nuestros cuerpos
con la dulzura de los que se aman,
que para el fuego ya hemos tenido la noche,
que entre llamas nos abrazaba.
Nuestras mentes fundidas como la noche y el alba.