Despertar en la soledad de la cama,
entre sábanas blancas
y cielos de terciopelo azul con motas grises.
Pensar en los deseos
de vivir junto a ti tantos y tantos sueños.
Sueños de felicidad
con la presencia de tu ausencia
pero con el calor de tus manos en mi piel.
La mente viaja a través del espacio
para encontrarte y disfrutar de tu realidad.
Cierro los ojos
y contemplo mis manos acariciarte con suavidad
hasta descubrir que existes
más allá de mi mente.
No eres un sueño.
Eres palpable y real.
Eres tú y te quiero mía.